Hemos pasado la noche en un hotel de 4 estrellas que fué palacio de caza para los reyes napolitanos del siglo XVII. Las habitaciones son de ensueño, todo decorado según el gusto barroco, pero nuevo. El camarero nos ha enseñado los comedores que tiene el palacio y que pueden dar cabida a 400 personas. Dentro de
l comedor hay plantadas dos árboles de falsa pimienta que tienen 300 años aproximadamente. Cuando ampliaron el pacio para hacer el comedor en vez de arrancarlas las dejaron dentro. Los jardines son maravillosos con piscina y templete dentro. El camarero nos indicó que se celebran bodas solamente para realizar el reportaje fotográfico en el palacio. La verdad es que hemos dormido de gloria. El desayuno era espectacular y además estábamos solos en el hotel.
Después nos hemos ido a la Costa Amalfitana declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1997. La carretera, serpenteante, bordea la costa por alto, dejando unas vistas maravillosas de los pueblos, colgados en la falda de la montaña. Hemos visitado Maiori, Minori y Amalfi. Todos los pueblos son preciosos y tienen mucho turismo. El problema es el aparcamiento, ya que no hay sitio suficiente para tantos coches. Hemos tenido que dejar el coche en un parking público excavado en la roca y con precios prohibitivos (4€ la hora). Aunque todo muy caro, ha merecido la pena la visita. Hemos comido un "cono di pesce" frito al igual que en Cinque Terre, aunque no estaba tan bueno como los que comimos allí. A las 15 horas nos hemos ido a Matera, ya que aunque está a 220 km aproximadamente, tardamos 5 horas porque la carretera es muy estrecha y con millares de curvas y tenemos que ir a 30 km por hora. Nos hemos quedado con ganas de volver ya que hay pueblos preciosos, pero no teníamos más tiempo. Por el camino hemos pensado quedarnos tres días más en Italia y no ir a la inauguración de la exposición de Peñafiel. Llegamos a Matera a la 19:50 y nos estaban esperando los dueños del hotel. La habitación era estupenda también.
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